El mismo día que pudimos ver las famosas Rafflesias (de las que os hablé aquí) hicimos una parada en este jardín, en el que la lluvia nos dio por suerte una hora y pico de tregua, que por otro lado ya tocaba...
Esta es la entrada al jardín:
Todavía lloviendo... |
La verdad es que en el jardín no había casi nadie cuando lo visitamos nosotros, debido en parte a que estábamos en plena época de lluvias en la zona y esto hace que el turismo baje considerablemente.
Antes de entrar, la guía que llevábamos nos advirtió que no debíamos tocar ningún tipo de bayas, ya que varias de las que había por la zona eran venenosas, y muy parecidas a otras comestibles. La verdad es que ya no me acuerdo cuales eran las comestibles y cuales no, así que hice bien en limitarme a sacarles fotos.
Unas de la bayas de las que os hablaba |
Y otras parecidas |
El recorrido me recordó mucho a varios de los bosques que visitamos en Japón, por la tranquilidad que se respiraba y por el clima, que era mucho más frío que al nivel del mar.
En la siguiente imagen podéis ver dos plantas carnívoras, pero tranquilos, a estas les basta con insectos, no hay peligro.
De todos los tipos de orquídeas que vimos, solo un par de ellas estaban en floración, por lo que me centré más en el paisaje que en las plantas en sí.
La verdad es que esta vez nos quedamos con las ganas de subir al Mt. Kinabalu. Las vistas y la experiencia en sí tienen que ser una pasada, pero la verdad es que si se va a subir lo hay que hacer en otra época del año, ya que las temperaturas llegan a estar bajo cero en la parte alta. Ninguna tontería.
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