3/2/14

Día 2: El campamento de elefantes

El despertador volvió a sonar a eso de las 7. En teoría deberíamos de estar bastante cansados, después de la jornada maratoniana del día anterior, pero este no era el caso. Ese día íbamos a visitar un campamento de elefantes en una aldea en las montañas del norte de Tailandia, casi nada...

El medio de transporte para llegar a la aldea iba a ser algo diferente a la furgoneta con aire acondicionado en la que habíamos ido al Triángulo de Oro. Según nos contó el guía nos esperaban 1 hora y 45 minutos de trayecto, y la mitad del mismo sería sobre carreteras en 'no muy buen estado'.

Estos eran los pickups que tenían modificados para llevar pasajeros. También se utilizan como 'autobuses' en la ciudad:

Chiang Mai Elephant Training Camp

Al llegar a la aldea la instructora nos explicó las actividades que íbamos a hacer durante el día y después de una breve presentación nos enseñó cómo manejan los elefantes en Tailandia. El sistema más utilizado (y más fácil) es mediante comandos de voz, para lo que es necesario aprender una serie de palabras en el idioma de las tribus Karen. De esta manera les podemos pedir que avancen, se paren, giren a un lado o a otro, que caminen marcha atrás, que se acuesten o bajen la cabeza para poder bajarte, etc. 

Parecía ciencia ficción, pero la cosa funcionaba perfectamente, como os enseñaré más adelante. El otro método, y para el que se requiere un entrenamiento de varios días, es utilizando un gancho y ejerciendo presión sobre diferentes partes del cuerpo del animal.

Chiang Mai Elephant Training Camp




De hecho, para frikis de los elefantes ofrecían programas de entrenamiento de hasta 15 días, con alojamiento y comidas en la aldea. En fin...

Después de dejarnos 5 minutos para memorizar los comandos nos acercamos a dos de los elefantes que tenían ahí al lado, para darles de comer. Según nos contaba la guía es importante pasar un tiempo con el elefante antes de subirte a él. Ahí mismo tenían un elefante pequeño, de 9 años de edad y otro mastodóntico de 59:

Chiang Mai Elephant Training Camp

Comían plátanos y maíz como trituradoras, era increíble. Comían incluso cocos verdes, que tienen una corteza de 'madera' de varios centímetros de grosor, como si nada. El sonido era como el de un árbol al partirse en dos!! Los elefantes pequeños, si veían que no los podían masticar, los escupían al suelo, les pegaban un pisotón y luego comían los pedazos uno a uno.

Después de haberles dado de comer nos subimos a los elefantes para practicar los comandos que habíamos aprendido; al elefante pequeño de uno en uno y al mayor de dos en dos.

Para subirse al elefante, cuando están de pie, la cosa tiene su miga. Si le damos una voz diciendo 'sung' el elefante levanta la pata delantera derecha, lo que nos sirve de escalón para poder subir a la altura del cuello. Además nos podemos agarrar a la parte superior de la oreja. Pero bueno, la cosa es más difícil de lo que parece. Al pequeño es fácil, pero a los grandes, de más de dos metros de alto, no tanto.

Chiang Mai Elephant Training Camp


Además tienen toda la piel cubierta de un tipo de pelo que parecen las púas de un cepillo de obra. Eso no se ve en los documentales. Y rascan que da gusto, ya veréis en las fotos que os voy a enseñar.

A la hora de bajarse hay dos opciones, pedirle que se siente y bajarse por un lateral o pedirle que agache la cabeza y bajarse por la parte delantera. Esta última opción es la que practicamos:

Chiang Mai Elephant Training Camp


Es increíble lo rápido que reaccionan a los comandos.

Después de practicar con ellos nos prepararon algo de comer y nos dejaron unos 15 minutos para descansar, y después fuimos a otra zona de la aldea donde tenían unos 15-20 elefantes. 

Chiang Mai Elephant Training Camp

Chiang Mai Elephant Training Camp
 
Ahora nos tocaba subirnos de dos en dos e ir a dar una vuelta con ellos por la ladera de una montaña. Este iba a ser el nuestro, menudo paquidermo... Para que tengáis una referencia, yo mido 1'88...

Chiang Mai Elephant Training Camp

Chiang Mai Elephant Training Camp

Le pregunté a uno de los locales si había peligro de que al elefante le diese por tirarse por el precipicio (estábamos a una altura preocupante), a lo que me contestó que los elefantes eran más inteligentes que muchas personas, y que no se iba a acercar mucho. Bueno, dije yo, eso espero...

Chiang Mai Elephant Training Camp

Fijaos en el pelo que os comentaba, creo que me depiló los gemelos de manera permanentne... y encima no dejaba de subir la trompa!!:

Chiang Mai Elephant Training Camp






Aquí fue donde le pedimos al elefante que diese la vuelta, acercándose preocupantemente al precipicio:

Chiang Mai Elephant Training Camp
Lo que se ve en la parte inferior es la cabeza y trompa del elefante

Al ir sentados casi en su cabeza era fácil perder el equilibrio, sobretodo cuando el terreno era descendente, había escalones, etc, ya que cada paso que daban parecía un terremoto.

Chiang Mai Elephant Training Camp



Al llegar de nuevo a la aldea nos bajamos de los elefantes y les dimos algo de comer.

Chiang Mai Elephant Training Camp

Chiang Mai Elephant Training Camp

Chiang Mai Elephant Training Camp


Después varios de los lugareños tomaron el relevo. Los iban a bajar hasta el río para que los pudiésemos bañar. Eso sí, el camino desde la aldea hasta el río no era una autopista precisamente:

Chiang Mai Elephant Training Camp


El río lo cruzamos en una especia de jaula enganchada a una tirolina, y ya al otro lado, cogimos unos cazos de plástico que tenían preparados y nos metimos en el agua. 

Chiang Mai Elephant Training Camp

Chiang Mai Elephant Training Camp


Los elefantes se lo pasaban en grande, los pequeños se subían encima de los mayores, se revolcaban en el agua y nos bañaban a nosotros después de coger agua con la trompa.

Chiang Mai Elephant Training Camp

Chiang Mai Elephant Training Camp

Después nosotros nos fuimos a un bar cercano a cambiarnos de ropa y tomar algo, mientras que los elefantes volvieron al bosque para pasar la noche.


Esta fue una de las mejores experiencias de mi vida. Estos animales son impresionantes, definitivamente un 'must do' cuando se está visitando esta parte de Tailandia.

Y después de todo esto nos esperaba el trayecto de vuelta en pickup, justo al atardecer. Lo malo era es estado de la carretera, fijaos en la cantidad de baches que había:



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