Fuente: Google Maps |
Podéis hacer un tour virtual haciendo click en este link.
Desde Tsim Sha Tsui, donde vivimos, hay más de una hora de viaje hasta ahí arriba. Cogimos el metro hasta Shen Shui, la penúltima parada de la línea que va a China (representada por una línea gris en el mapa), y desde allí 20 minutos de taxi. Sí, el sitio está medio escondido, y mejor que siga así, para que no lo estropeen los turistas.
Nada más llegar fuimos a buscar los pases para entrar al parque:
Entrada a la recepción |
Aquí sale Anthea con su madre, hermana y el novio de su hermana |
Bueno, ya con los pases en la mano salimos a esperar a la guía y a untarnos en repelente de mosquitos y demás insectos. Hacía un calor y humedad importantes, y cerca de pantanos... sacad vosotros vuestras propias conclusiones.
Aquí sale la guía con su prismático de competición explicando con todo lujo de detalles (en cantonés) las diferentes especies de aves que se pueden ver en el parque.
El problema, continuó la guía, era que ahora mismo, durante el verano, la mayoría de las especies habían migrado a Rusia, donde el clima es mucho más agradable, y nos aconsejó volver en invierno.
Bien, gracias por avisar... pffft.
Por lo menos veremos los pantanos, aunque no haya pájaros. Porque digo yo que los pantanos no migrarían también, no? Estuve a punto de preguntar, pero mi nivel de cantonés es limitado, y además los chinos no son muy aficionados al sarcasmo.
La reserva natural esta es inmensa.
Esta especie de 'ríos' gigantes se vacían parcialmente durante el invierno, y con ello atraen miles de aves que se alimentan del pescado que hay en ellos.
En ésta última foto se ve la ciudad de Shenzhen, o Mordor como la llamo yo (haciendo aquí un homenaje a Tolkien), situada justo al otro lado de la frontera con China.
Además de pantanos hay otra zona donde están los famosos Gei Wai, pozos de cría de langostinos que siguen los mismos métodos desde los años 40. Además de langostinos, también crían otros tipos de pescado, ostras y algas.
Anthea y yo al lado de los Gei Wai |
En la parte trasera del edificio había una terraza, con unas vistas impresionantes:
Haced click en la foto para verla ampliada |
Una de las cosas que pregunté fue que qué eran estos 'buzones' que había aquí:
Pues son para los murciélagos! Están haciendo un experimento para ver qué color les gusta más. Casi acierto.
Y fijaos qué maravilla:
Está claro que aquí habrá que volver en invierno, porque a pesar de quedar lejos de la civilización, del calor, de la humedad, de que los pájaros estuviesen en Rusia, de que nos acribillasen los mosquitos y de que la guía hablase solo cantonés, es una reserva natural que merece ser visitada. Sin duda.
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