23/1/11

Tai O

Tai O, situada al suroeste, es la villa más grande de la isla de Lantau, que a su vez es la isla más grande de todas la que componen Hong Kong. Típica villa pesquera, se caracteriza entre otras cosas por sus puestos de venta de pescado seco, sus restaurantes de pescados y marisco, y sobretodo por sus "stilt houses", casas construidas sobre el agua. 



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Pues ahí me fui hoy a pasar el día con Anthea, aprovechando el día de sol que hizo por aquí. La verdad es que desde la isla de Hong Kong se tarda bastante en llegar, algo más de una hora, pero merece la pena. Hoy tengo que comentar la anécdota de mes, cuando íbamos en el autobús que nos llevó desde Tung Chung hasta Tai O, ya que al pasar por la cima de una de las varias montañas por las que hay que pasar varios de los que iban en el autobús se pusieron a levantar los brazos al aire como si de una montaña rusa se tratase. En fin...


Llegamos:




Y en cuanto empezamos a andar un poco, primera foto obligada, una bicicleta con un cesto lleno de ostras secando al sol...


Creo que la gastroenteritis te entra ya de olerlas nada más...

Seguimos... pescado secando al sol...

 
 Y sus estómagos de pescado seco, ingrediente fundamental para sopas y caldos...



Un poco más allá nos encontramos con el puente desde donde se pueden sacar unas fotos espectaculares de las casas flotantes...




Y nada más cruzar el puente nos encontramos con el primer shock cultural del día. La pescadería que tenía la señora en el suelo de la calle...



Después de esto, ya todo lo demás me parecía normal. Como por ejemplo éste señor colgando el estómago gigante éste (o lo que fuera aquello) a la entrada de su tienda...


A mí ya en el autobús me empezó a rugir el estómago, y ya llevábamos media hora en Tai O de seco. Había que ir a picar algo, que era ya la 1 de la tarde. Opciones muchas:

Tortitas:


Caracoles:


Ostras y demás delicatessen a la parrilla: 


Al final no nos decidíamos y nos fuimos a un restaurante, más que nada por el riesgo de coger el tifus o algo así. Nada más sentarnos en el restaurante, segundo shock cultural: Mesa compartida de 9 en la que nos ponen unos cazos de agua caliente para que lavemos nosotros los bowls y palillos que nos traen...


Aquí yo a punto de empezar a comer:


Y la comida, por fin!

Hot pot de verduras y marisco


Y calamares con verduras y gengibre


Todo ellos con sus correspondientes bowls de arroz, del bueno, por supuesto.


Bueno, aquí no me pude resistir y tuve que sacar un vídeo. Fijaros en el señor de la izquierda de gafas, comía los langostinos que pidieron con cáscara y con todo, menudo lobo de mar... y el de a mi derecha se metió la cabeza de una lubina para 7 personas con todo también entre pecho y espalda. Vaya máquina de engullir...





Bueno, después de comer como se debe seguimos ruta. El problema fue que nos encontramos con ésta pareja:




Ahí los teníamos, asando calamares secos como aperitivo. Lo había que probar...



Después de los calamares ya sí que decidimos no probar nada más (de momento) e ir a dar una vuelta. 

Las casas que no eran flotantes eran todas bastante especiales, basta con que veáis ésta imagen para que os hagáis una idea:




Vaya tamaño, parecía Gulliver yo por ahí...


Y luego ya las que me llamaron más la atención, las casas de metal:




Si ampliáis la foro se ve que la casa está hecha a base de placas metálicas. Lo que ahorrarán en sartenes cuando llegan los 40 grados por el verano... Ahora sí, la situación de las mismas es inmejorable, entre la playa y la jungla:





Bueno, desupués de tanto paseo, había que ir a reponer fuerzas, y qué mejor manera que un tradicional Tofu Fa con una experta como Anthea...




seguido de unos crackers con maltosa (dulce de malta parecido a la miel, que se consume en el sur de China, Taiwan, Hong Kong y Macau), que nos preparó la señora ésta tan amable de la foto:





Así que después de todo esto, dimos la villa por vista y cogimos el autobús de vuelta a Tung Chung. 


  
Éxito total, una vez más.

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