Empezamos por Nathan Road, calle infinita famosa por sus tiendas de electrónica y por sus sastres. De ahí fuimos a Kowloon Park, parque del que haré una entrada aparte otro día, y después de una parada más que necesaria para hidratar, nos fuimos a coger el Star Ferry.
El ferry es lo mejor que hay. El ticket vale de 2'50 a 3 HK$ dependiendo del día de la semana (de 25 a 30 céntimos de euro...) y es otra de las muchas maneras de pasar de la isla de Hong Kong a Kowloon y viceversa.
Como casi todo lo demás en esta ciudad, se puede pagar con la Octopus Card, tarjeta de la que tendré que hacer otra entada (ya no doy abasto con tanta cosa), siendo una manera comodísima de viajar sin tener que andar ahí contando monedas.
La entrada al embarcadero tiene la siguiente pinta, y las vistas desde ahí son inmejorables:
Os dejo aquí unas imágenes refrescantes del trayecto para que os hagáis una idea:
Después de los 5 minutos agotadores del trayecto, no tuvimos otro remedio de ir a reponer fuerzas al Red Ant, bar/restaurante del que ya os hablé el otro día. No faltó de nada: volcanes de chocolate, zumos de frutas naturales y verduras, etc...
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